La crisis de salud impactó al sector cultural del país en un momento en el que enfrentaba dos problemas fundamentales, uno de carácter estructural y otro coyuntural.
El primero y efectivamente enraizado en la operación, deriva de la escasa importancia que las autoridades atribuyen a este sector, fenómeno identificable en la baja y cada vez más recortada presupuestación gubernamental. Ciertamente la mayor contribución del sector es de carácter social, estético, identitario y de cohesión, entre muchos otros, pero a la vez ignora sus contribuciones económicas y sociales. Al respecto, durante el periodo de 2008 a 2019, el sector cultural creció en promedio 4.1% anual, en términos reales, mientras que el resto de la economía lo hizo a un ritmo de 1.9% anual.[1]
El segundo problema es más bien coyuntural, pues la economía de México ya había entrado en una fase recesiva desde antes de la pandemia, que afectaba entre muchas otras, a las actividades culturales del país.
A estas dos circunstancias, se adicionó la crisis de salud, que ha permitido dimensionar no solamente el deterioro que el sector cultural ya padecía, sino también su papel esencial como catalizador de desarrollo social y económico y su capacidad productiva característica. Hoy, para aquellos que nos desarrollamos en este sector es nuestra labor entender los nuevos retos, las áreas de desarrollo que han surgido consecuencia de estos años y atender al panorama cultural actual de México
Contribución Económica del Sector Cultural
En términos de contribución económica, el INEGI en su más reciente actualización, reportó que para 2020 2.9% del PIB nacional fue generado por las actividades culturales, esto es, una contribución de $640,687 millones de pesos, cifra que implica una contracción anual de 11.3%.[2]
A raíz de la crisis de salud, el sector cultural fue de los primeros en suspender sus actividades, al pausar la realización de eventos culturales, la apertura de museos, zonas arqueológicas, exposiciones y demás espacios y recintos culturales para reducir el número de contagios.
Ante este panorama, los ingresos y la estabilidad del sector cultural se vieron afectados resultandos en una caída de 9.4% de los precios del sector cultural en 2020, ello derivado de la abrupta caída de la demanda de sus bienes y servicios. Como consecuencia, los emprendedores creativos, las empresas e instituciones culturales y los profesionales de las actividades culturales y creativas vieron sus ingresos drásticamente reducidos.
A partir de ello, en 2020 la participación del sector cultural en torno a la generación del empleo disminuyó 12.4% respecto a 2019. Además, la tasa de crecimiento de los puestos de trabajo ocupados en este sector fue de -12.4%.
Los apoyos suplementarios por parte del gobierno federal o de los gobiernos estatales en México para las distintas actividades culturales o para los creadores siguen sin implementarse.
En realidad, el gasto del gobierno federal en artesanías disminuyó 3.4%, el gasto en libros, impresiones y prensa disminuyó 15.2% y en medios audiovisuales disminuyó 15.4% entre 2019 y 2020.[3]
Desagregación del PIB Cultural
Con respecto a la participación en el PIB cultural en 2020, los medios audiovisuales fue el segmento con mayor contribución al PIB cultural con 37.8% del total, seguido de la producción cultural de los hogares (20.0%) y artesanías (18.3%).
En el otro extremo, la música y los conciertos fueron las actividades con menor contribución al PIB cultural, con 1%.
Este panorama se puede explicar a partir de la suspensión de los eventos musicales presenciales que hasta este año han comenzado a retomar su ‘normalidad’, mientras que la difusión cultural a través de medios audiovisuales aumentó de manera significativa.
[1] INEGI, Cuenta Satélite de Cultura. https://www.inegi.org.mx/temas/cultura/
[2] INEGI, Cuenta Satélite de Cultura. https://www.inegi.org.mx/temas/cultura/
[3] Nomismae Consulting con información de la Cuenta Satélite de Cultura, 2020.
Participación de Actividades en el PIB Cultural, 2020
(Proporción del Total, %)
A pesar de que la vida cultural ha comenzado a retomar sus actividades presenciales, la recuperación económica en este sector será paulatina.
De acuerdo con datos del INEGI, las áreas del sector cultural que registraron una mayor disminución durante 2020 fueron: artes escénicas y espectáculos con 43.1%, música y conciertos con 27.1%, libros impresiones y prensa con 24.5%, artesanías con 19.2% y artes visuales y plásticas con 17.4%.
Desde 2019, el sector cultural mexicano entró en una evolución hacia la cultura en línea, año que hizo notar que el sector cultural no estaba preparado para esta el cese repentino de actividades presenciales, pues no existía un ecosistema que permitiera que las industrias culturales pudieran ofrecer sus servicios en línea.
Aun así, la oferta cultural digital, va en aumento. La apertura al consumo cultural a través de plataformas OTT (over the top) crece en México, las artes escénicas y los conciertos migraron a un formato de consumo digital, la lectura digital ha tomado relevancia.
Si bien, efectivamente el mercado de contenidos culturales digitales va en aumento, en esta transición, no se debe desatender la necesidad de ofrecer espacios seguros y al mismo tiempo mantener una actividad cultural a la distancia.
Es importante destacar que, si bien este sector en su mayoría es dependiente de la presencialidad, estos años han demostrado que es un sector que puede operar bajo un esquema híbrido en el cual la economía creativa se puede ver ampliamente beneficiada.
Nuevos retos vienen para el sector cultural, es importante que el formato híbrido entre lo presencial y lo digital funcione como plataforma para el desarrollo de nuestro sector.