Cadena de Valor de las Industrias Culturales Creativas:Oportunidades para el Desarrollo Integral

Las actividades culturales y creativas constituyen en sí mismas un sector de actividad económica. Como tal, comparte características semejantes con otros sectores de la economía (turismo, maquiladora, telecomunicaciones, por ejemplo) y por lo tanto requiere para su operación de condiciones semejantes a aquellas con las que cuentan otros sectores.

Al mismo tiempo, tiene características propias y un significado especial (como la identidad y diversidad cultural de cada país o región) que justifican un tratamiento económico específico por las limitaciones propias de éste, con base en reglas de operación claras, estables y conducentes para su desarrollo como las que a la fecha se han otorgado a otros sectores de actividad económica.

El sector de la cultura, además es el sector que genera simultáneamente crecimiento y desarrollo económicos; es decir, desarrollo económico integral. La actividad derivada de la creatividad no sólo genera empleo y riqueza, sino que además incrementa el bienestar de la población en general ya que promueve la expresión y participación de los ciudadanos en la vida política, favorece un sentido de identidad y seguridad social y expande la percepción de las personas.

La apuesta es entonces aprovechar al máximo este potencial económico de crecimiento y desarrollo derivado de las ventajas comparativas y competitivas de nuestra actividad económico-cultural. Para ello es necesario entender cada fase de la cadena de valor.

En el caso de las industrias culturales y creativas, la cadena de valor o cadena productiva puede ser definida como el proceso económico completo por el que debe atravesar una empresa en la que el insumo esencial es la creatividad, mismo que toca cada eslabón de la cadena de producción.

Esta cadena inicia con una fase creativa, seguida por la inversión, producción, distribución, comercialización y finalmente la comunicación pública que impacta a las audiencias.

Gráfico 1: Cadena de Valor de las Industrias Culturales y Creativas
Gráfico 1: Cadena de Valor de las Industrias Culturales y Creativas

Cada industria tiene una cadena de valor específica a su proceso de producción: las industrias culturales comprenden las industrias audiovisual sin videojuegos, artes escénicas, artes visuales: pintura, escultura, fotografía y artes gráficas, artesanías, editorial y la musical. Por otro lado, las industrias creativas comprenden a la industria de videojuegos, la de diseño y publicidad.[1]

En el caso de la industria musical, por tomar un ejemplo, la cadena de valor inicia desde la fase en la que se capacita o se invierte en capital humano, se invierte o acumula capital físico, se produce en la fase industrial y se decide el medio de distribución, lo cual constituye un flujo de ingresos que genera de manera continua la reproducción, que se caracteriza por estar asociada con menores costos marginales.

Es importante considerar un factor que ha cambiado la concepción tradicional de la cadena de valor: las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).

Desde su introducción, las TIC se han consolidado como un factor de cambio de la cadena de valor de la cultura y la creatividad, ya que es una plataforma de consumo y creación de contenidos que permite traspasar fronteras culturales y jurisdiccionales para el acceso y difusión de información. La necesidad de una mayor protección de las expresiones culturales en un escenario digital cada vez más creciente es un hecho.

En México, la Economía basada en la Creatividad corresponde al 7.4% del PIB a nivel nacional, del cual casi la mitad se podría considerar digital. Tal es el efecto de la tecnología en nuestra vida que nos ha convertido en una suerte de Homo-Telecom. Es decir, aquel que se caracteriza por el consumo intensivo de la comunicación a distancia por medio de voz, texto, imagen, sonido y datos. Quien intercambia información y contenidos por medio de nuevos espacios disponibles de interacción.[2]

Más aún, el acceso a dispositivos y servicios ha dado pie a que la cultura tome un papel más dinámico, agilizando en su totalidad la cadena de valor del sector creativo.

De esta manera, la cadena de producción cultural se ha modificado en razón de los fenómenos industriales y de impacto económico que se generan tras la adopción de las TIC y el Internet. Los cambios conllevan transformaciones de producción de bienes y servicios digitales, aparición de nuevas empresas productivas e interrelaciones entre los agentes económicos que forman parte del proceso creativo del cual la industria editorial forma parte.

Retomando el ejemplo de la música, la estructura generativa y creativa del internet, permite replicar y difundir contenidos con bajos costos de producción y una amplia audiencia desde cualquier lugar y a cualquier hora.

[1] Guzmán Cárdenas, Carlos Enrique, “TIC Industrias Creativas y de los Contenidos Digitales. Una exploración conceptual”, XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, VIII Jornadas de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, Asociación Latinoamericana de Sociología, Buenos Aires, 2009

[2] Piedras Feria, Ernesto “México: tecnología y cultura para un desarrollo integral”, en Fonseca Reis, Ana Clara (Coordinadora), 2008, en Economía Creativa Como Estrategia de Desarrollo: Una Visión de los Países en Desarrollo (2008. Sao Paulo), Itaú Cultural.

Gráfico 2: Cadena de Valor de las Industrias Culturales y Creativas con adopción de TIC
Fuente: Elaborado por Nomismae Consulting S.C.

Un aspecto por considerar es el papel de la gestión cultural. En términos económicos, la gestión cultural se refiere a crear un ambiente en el cual los creadores puedan desarrollar completamente su potencial y conducir sus vidas productivas y creativas de acuerdo con sus necesidades e intereses, generando beneficios y alcanzando sus productos o servicios un mercado. Típicamente la gestión ha buscado cubrir las necesidades de las audiencias, pero es importante recordar el proceso productivo de los bienes culturales y la oferta cultural.

Ésta está estrechamente vinculada con la gestión de dicho sector, si bien la gestión no cumple la tarea de producir cultura, es un eslabón de eslabones, permite que las actividades económicas asociadas a la cultura pasen por su proceso de manera exitosa. Para que el proceso -que inicia con la creación o conceptualización y finaliza con la apropiación o ejecución pública final se complete-, se requiere de una gestión eficiente para lograr un proceso productivo exitoso y que cumpla las demandas de los consumidores: que los artistas y la audiencia estén vinculados por promotores dedicados.

Vale la pena destacar que la cadena de producción de las industrias culturales y creativas requiere de una atención especial, ya que a diferencia de la mayoría de las industrias, el sector cultural presenta externalidades positivas. El consumo de los bienes culturales favorece la educación y el desarrollo social.

De esta manera las TIC ponen a disposición de los usuarios una mayor cantidad de contenidos de gran complejidad y a velocidades nunca antes vistas. Es por ello de primera necesidad promover el uso de estas tecnologías en el sector cultural y creativo mediante la elaboración de agendas o estrategias digitales especializadas. Resulta necesario promover la discusión activa y participación en la búsqueda de mejores esquemas para el manejo y distribución de contenidos por medios digitales.

 

Ciudades Creativas por el Desarrollo Integral

Como se menciona en importantes estudios del sector, “adecuadamente nutrida, la creatividad impulsa la cultura, infunde un desarrollo centrado en el hombre y constituye el ingrediente clave para la creación de empleo, la innovación y el comercio al tiempo que contribuye a la inclusión social, la diversidad cultural y la sostenibilidad ambiental.”[1]

La cultura está en el corazón de la renovación urbana y la innovación, tanto el patrimonio material e inmaterial son parte integrante de la identidad, creando un sentido de pertenencia y cohesión social. Asimismo, existe una gran cantidad de conocimientos y evidencia que muestran el poder de la cultura como un activo estratégico para crear ciudades más inclusivas, creativas y sostenibles.[2]

En esta reflexión se ha centrado la UNESCO durante las últimas décadas, desarrollando programas como la Red de Ciudades Creativas, las iniciativas Aprendizaje y Ciudades Inteligentes y la protección de los paisajes urbanos históricos. Actualmente 116 ciudades forman actualmente la red y trabajan por un objetivo común: poner la creatividad y las industrias culturales en el centro de sus planes de desarrollo a nivel local y cooperar activamente a nivel internacional. [3] Todas ellas han identificado el valor de la cultura y la creatividad como factor estratégico para Desarrollo Integral en México.

Nuevo León como Estado, así como sus ciudades, muestran potencial para aprovechar las Industrias Culturales y Creativas vinculado a su alta tecnología conjuntamente con su creatividad, por lo que se alienta a la creación de políticas públicas que favorezcan este sector y su componente tecnológico.

 

 

[1] Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Conferencia sobre la Creative Economy: A feasible Development Option, 2010.

[2] Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Culture Urban Future: Global Report on Culture for Sustainable Urban Development, Francia 2016, Disponible en: http://bit.ly/2eIEo7b

[3] Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Creative Cities Network, Disponible en: http://bit.ly/2qJaUfd

Autor

  • Ernesto Piedras

    Autor de diversas publicaciones como ¿Cuánto vale la Cultura? Contribución Económica de las Industrias Protegidas por el Derecho de Autor. Líder de opinión en medios y consultor de la UNESCO, OMPI, OEI.

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Ernesto Piedras
Autor de diversas publicaciones como ¿Cuánto vale la Cultura? Contribución Económica de las Industrias Protegidas por el Derecho de Autor. Líder de opinión en medios y consultor de la UNESCO, OMPI, OEI.